31 jul 2011

Mañana será la “última cena” de El Bulli


(España).- Se cierra así esta aventura gastronómica liderada por el chef Ferrán Adriá que la valió tantos lauros internacionales. Reabrirá en 2014 pero en formato de fundación.
29/07/11
El restaurante elBulli, llevado por la imaginación y talento de su chef, Ferrán Adriá, a la cima de la gastronomía mundial, cerrará sus puertas el sábado para dar lugar a elBulliFoundation, un espacio que dará rienda suelta a la creatividad.

Con una amplia puesta en escena mediática el sábado en el restaurante de Cala Monjoi, en el extremo noreste de Cataluña, Adriá cumple el anuncio que hizo en enero de 2010: cerrar elBulli a mediados de 2011 para dedicarse a la creación con un equipo de unas 30 personas.

"ElBulli restaurante ha cerrado sus puertas y ha pasado a convertirse en elBulliFoundation. Por ello no se admiten reservas. Estamos fuera hasta 2012", reza la página web.

"El formato de elBulli restaurante no funcionaba si queríamos seguir creando, era demasiado previsible", explicó Adriá, de 49 años, a inicios de año.


La fundaciónLa nueva Fundación, que abrirá en 2014, descansará sobre tres pilares: el principal es un centro de investigación para la creación y la innovación en materia de gastronomía.

Las otras dos son un archivo para documentar en tiempo real ese trabajo y el restaurante, que tendrá un formato más flexible del actual, que abría seis meses al año con un solo y amplísimo menú degustación, para el que había que reservar con cerca de un año de antelación.

Pero Adriá, de 49 años, abrió recientemente en Barcelona la "snackería" 41º y el novedoso restaurante Tickets, quiere dar un paso más en la innovación.

Para ello, lo que comenzó siendo un "chiringuito" en una cala perdida de la Costa Brava en los años 60 se transformará en una "ciudad sostenible", con varios edificios inspirados en el mundo marino y con el objetivo de producir la energía que necesita.

El nuevo proyecto del creador de la cocina molecular, cuyo local ha sido elegido el mejor del mundo en varias ocasiones por la revista británica Restaurant, será una fundación privada compuesta por fondos suyos y de su socio, Juli Soler, quienes aportarán entre 700.000 y 800.000 euros y además buscarán patrocinadores.

Con elBulli, que cuenta en su haber con tres estrellas Michelin, Adriá "revolucionó la cocina", según sus más fervientes admiradores.

Para ello se basó fundamentalmente en los productos de la zona y de temporada y sobre todo en una técnica "molecular" innovadora, admirada y criticada en todo el mundo.

"No es el mejor restaurante del mundo (...) pero sí que es hoy en día el lugar más influyente del mundo a nivel de cocina y sobre todo a nivel de creatividad", afirmó recientemente Adriá sobre su local, abierto en los años 60 por una pareja de alemanes y adonde llegó el afamado chef en los 80.

Propietario de restaurantes en Barcelona, Ramón Parellada, coetáneo y amigo personal de Adriá y Soler, explica que con este cierre Adriá "se libera y consolida su gran sueño de la creatividad".

En esta "nueva era" lanzará "encíclicas 'urbi et orbi' de gastronomía" que serán escuchadas en todo el mundo, aseguró.
Además "desvincula la vía comercial de restaurante de la creatividad" y "pone fin a una época, dominada por cierta crítica hoy obsoleta y que ya no funciona para el gran público", concluyó.

CríticasEntre sus detractores está el crítico gastronómico alemán residente en París Jorg Zipprik, autor del libro "No quiero ir al restaurante", en el que denuncia y demuestra el exceso de productos químicos en la cocina de Adriá.

"Si bien es cierto que Ferran Adrià aportó mucha creatividad a la cocina, también abrió la puerta a los aditivos y aromas de los laboratorios de la industria alimentaria que han conquistado firmemente ahora el mercado de la restauración", explicó Zipprik.

"En el extranjero se hablará un poco menos de España gastronómica sin elBulli", en un país al que "no le faltan cocineros de valor", estima.

Tras el 'boom' Bulli, "es necesario un período de reflexión", añadió, y se plantea: "¿Queremos una gastronomía en la que todo está permitido sin informar al consumidor? Para mí la respuesta es no".

Fuente: Gastronomiconet.com/Agencias

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